En el entendido que las reglas, normas y leyes van seguidas detrás de la conducta humana y sus eventualidades, la enfermedad como el Covid (SARS-Cov2) dejó a su paso tragedia y dolor, pero fue un detonante para forzar cambios de conductas y procedimientos en la convivencia humana en beneficio de la comunidad.
El Covid puso en evidencia que nuestras maniobras de aseo eran deficientes tanto en la casa como en los recintos cerrados comunitarios (escuelas, centros de trabajo, comercios etc.) y era necesario apegarnos a los conocimientos de la microbiología si queríamos solucionar el problema. Basado en estos conocimientos, elaboramos programas y maniobras de desinfección que aportaron un granito de arena para ayudar a controlar el problema como sociedad organizada y pensante.
Comprendimos también que el distanciamento personal no solo ayuda a evitar el covid, sino también otras enfermedades virales respiratorias. Gracias a la cultura del aislamiento y el uso de barreras físicas personales como los cubre bocas, caretas faciales, el no saludar de beso, etc, se logro la aplicación de reglas de convivencia sana y de igual manera se disminuyó el número de patógenos expedidos por la persona enferma para así reducir el número de patógenos que ingresen al cuerpo de una persona sana.
Como conclución aterrisamos que ante una eventualidad, el conocimiento es fundamental para la tomas de acciones y sin conocimiento no hay solución.